Harri Myllylä, director general de Book Salon, escribió un artículo para Salon Today el 4 de agosto de 2022. Puedes leer el artículo aquí o encontrar el enlace de Salon Today al final.
En todo el mundo, la pandemia de COVID-19 afectó duramente a los salones de belleza y peluquería. Un sector que se basa en la interacción entre personas significa que muchos se enfrentaron a un prolongado período de inactividad cuando esto ya no era posible. Sin clientes que entraran por la puerta cada día, los empresarios perdieron su principal fuente de ingresos. Pero también perdieron otra parte importante de su composición salarial: las propinas.
La cultura de las propinas ha sido una característica de larga data en la industria como un reconocimiento del gran trabajo realizado por los profesionales de la peluquería y la estética.
La pandemia ha provocado una rápida transición del efectivo a la tarjeta como método de pago para los clientes, en un intento de evitar el antihigiénico dinero en efectivo. Los salones empezaron a digitalizarse, pero las soluciones para las propinas eran limitadas en todo el mundo, a pesar de que los clientes querían esta posibilidad.
La cultura de las propinas varía en todo el mundo, en los países nórdicos no se espera ni es habitual. Mientras que en Estados Unidos y en la mayoría de los países europeos, como Francia, Alemania, España, la República Checa, Hungría, Irlanda, Portugal y el Reino Unido, las propinas son habituales y una forma de que los empresarios obtengan ingresos adicionales a su trabajo.
Aunque el dinero en efectivo ha sido el pilar de las propinas durante décadas, el paso a lo digital ha hecho que los clientes se sientan menos inclinados a dar propina cuando utilizan métodos de pago sin efectivo, sin dinero en efectivo. La sensación general es que la gente cree que las propinas en efectivo irán a parar a la persona correcta, a diferencia de los pagos digitales, en los que se considera más difícil estar seguro de que los pagos van a la persona adecuada.
En otras noticias del Reino Unido, en 2020 se estimó que las peluquerías podrían sufrir pérdidas de más de 81 millones de libras en propinas perdidas sin tener en cuenta las prácticas sin efectivo. Dos de cada tres consumidores evitarían dar propina si no pudieran utilizar el dinero en efectivo, lo que equivale a pérdidas de 81,27 millones de libras para las peluquerías basadas en una propina estándar del 10%.
Por lo tanto, si los clientes están menos dispuestos a dar propina si no pueden usar dinero en efectivo, pero el uso de dinero en efectivo ha disminuido significativamente debido a la pandemia, los salones necesitan utilizar sistemas de pago digitales que animen a los clientes a pagar propinas: hay que reducir la barrera de las propinas. Disponer de un sistema que permita a los clientes seleccionar las opciones de propina al pagar, servirá para recordarles que pueden hacerlo. Además, tener la opción de dar propina por adelantado para los pagos realizados en línea servirá como forma de recaudar ingresos extra para el personal que trabaja duro.
En primer lugar, y tal vez sea la ventaja más básica, pasar a la tecnología digital implica menos tiempo para depositar el dinero en efectivo en el banco cada semana, lo que supone un gran ahorro de tiempo y esfuerzo. En general, su contabilidad será mucho más sencilla. Las propinas van directamente al software del salón y directamente a la paga de sus estilistas de ese periodo de nómina. Los informes pueden ser autogenerados y enviados al contador para su procesamiento. La división de los ingresos entre los trabajadores del salón se puede hacer al instante.
Además, al utilizar los servicios de pagos y reservas digitales puede hacer un seguimiento de las métricas como los nuevos clientes por mes, la retención de clientes, la frecuencia de las visitas, los costes medios, la productividad y mucho más más con sólo unos pocos clics.
La adopción de esta nueva tecnología, junto con otras, permitirá a los salones de belleza atender a estas tendencias cambiantes y ofrecer un mejor servicio a nuestros clientes. Pero para tener éxito, los empresarios y los salones deben prestar atención a dos cosas: 1) reducir la barrera para cobrar las propinas: dejar bien claro que se pueden donar las propinas a través de pagos digitales y facilitar al máximo esa posibilidad, y 2) ser conscientes de que no siempre es posible separar los gastos de tramitación para cobrar las propinas, pero no hay que penalizar al personal que trabaja duro sacando una parte de las propinas para cubrir los gastos.
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Harri Myllylä